La introducción de la TDT en nuestros hogares ha dado alegrías y quebraderos de cabeza (y de bolsillo) a todo el mundo. Dentro de las ventajas que nos trae este avance encontramos la opción de poder activar los subtítulos en la mayoría de sus contenidos…Y digo bien, la mayoría.
Podemos disfrutar de retransmisiones deportivas en directo, de series tan sólo unos días tras su estreno, de acalorados debates en los que los tertulianos se pisan las frases los unos a los otros o de películas transcritas punto por punto a subtítulos, pero cuando llegan los anuncios se queda congelada la última frase en pantalla y hasta que no acaba el bloque de publicidad no se vuelven a activar. La publicidad enmudece en la parte inferior de nuestras pantallas justo cuando llega su momento.
Llevo observando este fenómeno desde que empecé a disfrutar de la TDT y lo recibo con absoluta incredulidad. En casi un año que vengo monitorizando este suceso tan sólo un spot de Dixan hizo saltar de nuevo los subtítulos de la TDT.
Hay otros anuncios que los llevan incorporados. Todos los que impliquen organismos o instituciones públicas tienen la obligación de ponerlos si quieren recibir una subvención por accesibilidad. También lo hay que los incluyen por motivos obvios como es el caso de Adeslas o Gaes, que necesitan llegar a público con dificultades auditivas porque son su target.
Pero ahora reflexionemos. El coste de un spot de 20 segundos en prime time en una cadena de televisión con una audiencia alta es desorbitado y tan sólo se lo pueden permitir cierto tipo de anunciantes ¿Saben estos anunciantes que están perdiendo la posibilidad de llegar a un nicho de mercado de casi 2 millones de personas que sufren afecciones graves de oído? Los sordos comen pizza, se echan perfume, juegan a videojuegos, contratan seguros y usan condones ¿Por qué nadie se los quiere vender en televisión?
El precio por subtitular un minuto de vídeo es de menos de 3€. El precio varía en función de la longitud de la pieza y el idioma. Pero teniendo en cuenta que los spots son de 20 segundos y que el audio en un principio ya está traducido, el precio por anuncio es ridículo. La inversión es nimia teniendo en cuenta todos los impactos potenciales que vas a perder si no subtitulas tu anuncio.
Todos sabemos del oportunismo de medios, anunciantes y agencias, así que llevo una semana vigilando ya que casualmente del 24 al 30 de septiembre es la Semana Internacional de las Personas Sordas. Pues bien, ni aún así he divisado un pequeño cambio de actitud. Parece que en esta ocasión ninguno de los implicados quiere ponerse la medallita de buen ciudadano.
Desde Colectivo Miga animamos a los anunciantes a que no sólo piensen en los sordos, sino que también piensen en las salas de espera que bajan el volumen de sus televisores, en los padres que no quieren que sus hijos se despierten cuando ven su serie favorita, en las personas mayores a las que la comunidad de vecinos ya les ha dado un toque de atención por poner la santa misa a todo trapo… Subtitulando vuestros anuncios no estáis haciendo ninguna obra de caridad, estáis rentabilizando vuestra inversión en medios y por lo tanto ganando dinero.