Querido cliente, tenemos que hablar

Querido cliente, tenemos que hablar

Hola amigo lector, supongo que has llegado hasta aquí porque estabas buscando otra cosa y entraste sin querer. O quizá algún compañero desalmado ha recomendado este artículo desde una red social, así que no te culpo si tu primer impulso es salir corriendo. Pero ya que estás aquí, quédate un rato porque estaba a punto de tratar algunos temas que necesito aclarar con mi cliente. Quizá te interese y puede que hasta encuentres alguna que otra similitud entre mi día a día y tuyo. Si es así, no te cortes y deja tu comentario, el cual estaré encantado de borrar si no me gusta.

Vaya por delante que un servidor no representa a nadie que no sea a sí mismo, toda la posible estupidez y falta de criterio narrativo que encuentres en estas líneas es de cosecha propia y mis otros santos compañeros de Colectivo Miga no tienen culpa. Dicho esto voy al grano.

Querido cliente, ya sabes que llevamos algunos años juntos, pero es el momento de que nos sentemos a hablar porque lo nuestro no va bien. Te necesito como al aire para respirar, cualquier negocio sin clientes no es nada por mucha preparación y profesionalidad que se tenga. Sin embargo a veces olvidas que estás tratando con personas y no máquinas…

Como en una relación personal, las relaciones laborales también pasan por sus momentos altos y bajos. Con el tiempo me he dado cuenta que existe una absoluta falta de consideración por parte de algunos clientes al tratar con profesionales. Estos individuos te llegan a tratar en ocasiones como si les pertenecieras, llegando a hacer cuesta arriba nuestro día a día. Si bien es cierto que algunos son tremendamente irrespetuosos, la mayoría no suelen llegar a ese punto, se mantienen más bien entre un desprecio velado y un colegueo rancio.

Parte de la culpa la tenemos nosotros, no nos engañemos. Ya sea por novatos o bien intencionados, suele haber tendencia a empatizar con el cliente y trasladar sus preocupaciones a ti. Se trata de un ejercicio que de entrada no es malo, ya que pienso que esa cercanía te permite llegar a cotas más altas de entendimiento sobre lo que quiere. Al fin y al cabo es una gran parte de nuestro trabajo. Sin embargo tiene una cara B y es que esa cercanía puede llegar a hacer borrosa la línea que separa al cliente del profesional y ahí es donde pueden empezar los problemas.

Por supuesto también tengo que decir que hay personas con las que no llegas siquiera a mediar dos palabras cuando ya se están intentando aprovechar de ti. El porcentaje es más reducido, pero no por ello es menos molesto. Me he visto yendo a una reunión junto a mis compañeros, con un posible cliente, para hacerle una campaña de comunicación a la entidad que éste representaba y tras dos horas, que esta persona diese por supuesto que lo íbamos a hacer todo gratis porque eso «nos iba a abrir puertas». ¿En qué momento haces perder el tiempo de varios profesionales para proponerles que te ayuden a medrar en tu trabajo por la cara? Me recuerda a cuando ese comercial de una inmobiliaria te dice en la puerta de tu casa, con cara sonriente:

– Si te enteras de alguien que necesite un piso, me lo dices.

Sí claro, y si quieres te ayudo con la mudanza de los inquilinos. Es tremendo el asunto, perdemos un gran cantidad de tiempo haciendo entender que, como profesionales, cobramos por nuestro trabajo. Pero me estoy adelantando y ese es otro tema que tocaré más adelante.

Con estos mimbres, me he propuesto hacer una serie temática llamada «Querido cliente» , en la que hablaré sobre ciertos problemas que son recurrentes cuando tratas con clientes, desde la perspectiva del profesional.

No quiero que todo esto se entienda tampoco como una defensa férrea a todo los profesionales que existen. También podemos ver a algunos que abusan de su situación y las cuelan siempre que pueden. Quizá en otra ocasión aborde esta otra cara de la moneda, de momento me centraré en lo dicho porque hay mucha tela que cortar.

Pero para que no te vuelvas con las manos vacías tras una escueta presentación, te dejo el índice de la serie con los artículos disponibles en este momento y que iré ampliando progresivamente según haga las sucesivas publicaciones.


Índice de artículos

  1. Capítulo 2: Usar WhatsApp para comunicarse. – Próxima hornada –
  2. Capítulo 1: La no respuesta a los presupuestos que se mandan.
  3. Introducción: Querido cliente, tenemos que hablar.

Jesús Tovar
Jesús Tovar
Desarrollador web especializado en creación de temas y plugins para WordPress.