Del Bollicao al Tena Lady

Del Bollicao al Tena Lady

Variedades

¿Cómo se puede pasar de un erótico malentendido a confesar a toda España tu problema con las hemorroides? ¡Vaya, formulándolo así parece algo bastante sencillo! …pero no van por ahí los tiros. 

Me refiero a una actriz española. Seguro que sabéis cuál es. Yo la recuerdo perfectamente de aquel anuncio de café instantáneo que se caracterizaba por crear una sospechosa espuma y que en el que desde el otro lado de la sala hacía un movimiento con la lengua perturbadoramente sexual (será que me pilló en plena adolescencia). El caso es que no hace demasiado la he visto haciendo un papel de señora mayor que confiesa que sufre de hemorroides hasta que descubrió Hemoal.

Esto me ha hecho pensar en la familiaridad de los rostros que vemos en publicidad y que van saltando de producto en producto acompañándonos toda nuestra vida y por ende toda su carrera.

No me refiero al mítico mayordomo de Tenn (Peter Bland), que estuvo durante años demostrando que el algodón no engaña, y que ahora ha sido sustituido por otro mayordomo más joven, más guapo, pero sin duda muchísimo menos fiable (me da a mi que esas chicas no quieren al mayordomo para que les deje la cocina impecable). O el francés Bernard Le Coq, que no os sonará de nada hasta que os diga que fue el hombre de la tónica Schweppes durante casi 50 anuncios.

El tipo de actores de los que os hablo es difícil de verlos durar más de dos o tres campañas vinculados a una marca, pero se quedan en nuestras retinas y cuando nos los encontramos solemos exclamar un «joder, esta tía me suena de algo y no sé de qué…»

En España la mención a Curro (Pepe Frías) es obligada, ya que estuvo yéndose al Caribe hasta que nos aburrimos y lo sustituyeron. Luego lo hemos podido ver haciendo papeles secundarios en series y películas nacionales, pero mientras tanto podéis rastrearlo de anuncio en anuncio durante toda su carrera. Supongo que el lastre de Curro habrá sido tan pesado en sus futuros castings como rentable cuando renovó por la segunda campaña de Halcón Viajes.

Mi caso preferido últimamente es el de Cristina Gallego. Una actriz muy reconocible porque los papeles que ha tenido en publicidad siempre han sido muy llamativos. Seguro que os quedasteis con su cara mientras decía hazte así, o cuando tentaba a un par de adolescentes durante toda una campaña de Mediamartk. Si sois del gremio de la publicidad fue la afortunada actriz en interpretar a la madre en aquel impagable anuncio para la RAE.

Pues bien, hace poquito la he visto anunciando en un tono más sereno las bondades de una aseguradora. Parece que Cristina ha pasado a la siguiente fase: ha pasado de ser una alocada jovenzuela a una adulta cabal. Por delante le queda ser la madre responsable que le mete la bollería industrial a sus hijos en la mochila, la madura sin problemas en la cama gracias a un milagroso gel lubricante y más tarde la señora aspiracional con problema de talones agrietados. Personalmente le deseo un gran papel que la catapulte a otro tipo de formatos tan amables como rentables.

Mientras somos testigos de los avances en su carrera iremos cayendo en la cuenta de que, al igual que estos actores, nosotros también estamos madurando, y aquel joven que pretendía reunir todos los fascículos del coleccionable de su serie de animación favorita, hoy compara compañías de seguridad privada para no temer que le roben todas sus pertenencias mientras pasa unas penosísimas vacaciones en algún complejo hotelero que apeste a José Luís Moreno.

Twitter y la Lencería Fina

Twitter y la Lencería Fina

Opinión

¿Alguna vez habéis intentado llamar la atención del camarero de una discoteca desde el otro lado de la barra? No sólo tenéis que dejaros la garganta por el volumen de la música, sino que además os toca competir con una maraña de clientes que se agolpan en la barra como tú y que posiblemente tengan tantas ganas de beber como tú.

Para una marca, Twitter es más o menos eso. El camarero es el público objetivo, el resto de clientes la competencia y la música atronadora sería todo el aluvión de mensajes que aparecen el el timeline del posible cliente a la vez que el tuyo.

Sobre el papel tu situación es más efectiva si tu mensaje es más atractivo, y es por eso por lo que se contratan los servicios de un community manager. Los hay excelentes y son auténticas estrellas como es el caso del CM de Policía Nacional. Eso lo traduciríamos en que de repente tu marca se convierte en una increíble modelo de lencería que sugerentemente pide al camarero un cubata mientras le guiña el ojo y le lanza besitos. Evidentemente el mensaje tiene más posibilidades de llegar al cliente, pero tengamos en cuenta que una buena parte de las otras marcas habrán contratado también a profesionales para que les lleven las redes sociales.

Estamos pues ante una barra llena de modelos de lencería clamando a base de carantoñas y bajadas de escote una copa al camarero de una discoteca (que sabemos a ciencia cierta que es soltero y heterosexual). El pobre no sabría dónde mirar y a quién atender pero se lo estaría pasando de puta madre, así que decide servir un gin tonic. Prepara cuidadosamente la bebida y se dispone a mirar cuál de todas esas voluptuosas mujeres quiere uno. Es como si el cliente potencial tuviera interés en buscar el producto que representa tu marca. Hablamos de la búsqueda por hashtag.

Obviando el hecho de que nunca pasará que #gintonic sea el tema de conversación de la mayoría de los presentes en la discoteca (lo que lo convertiría en trending topic), la cercanía a la modelo o los gustos personales del solicitado camarero marcarán prácticamente la diferencia entre una u otra elección.

Expuesta esta situación hay que plantearse cómo es de efectivo que tu marca tenga presencia en Twitter. Está claro que es una vía de contacto con tus clientes o clientes potenciales ¿pero cómo se traduce eso en ventas? ¿qué parte de la imagen de marca corresponde a la actuación del community manager en esta red social en concreto?. No somos una marca y no podemos acceder a este tipo de datos, pero os proponemos un experimento.

Hay programas de televisión en directo que tienen sus cuentas de Twitter, e incluso crean un hashtag por programa (hasta este punto está sobresaturado Twitter). Algunos de ellos seleccionan tuits que salen en pantalla o hacen una selección y los comentan en directo. Tenemos el cliente (el programa de TV), tenemos a la competencia (el resto de espectadores que emitirán sus tuits con el hashtag adecuado), tenemos el ruido (todos los mensajes que se acumularán en el timeline durante el programa). Si conseguís que vuestro tuit sea nombrado o salga en pantalla podéis considerarlo una venta ¿Os animáis?

No hace mucho leí en mi muro de Facebook una reflexión que hacía Álvaro Sobrino (Visual, Herederos de Juan Palomo, Blur Ediciones…) en la que decía que había seguido el hashtag de un programa en directo y que la gente mandaba auténticas joyas en forma de tuits, pero que a la hora de la verdad las seleccionadas por el programa eran mediocres y no aportaban nada al contenido del programa.

Si vuestro tuit era la hostia y no sale seleccionado, no os desesperéis. Que un cliente deseche las buenas ideas para elegir otras mediocres con las que no venderá una mierda también es parte del encanto de esta profesión.

El Doblaje del Barato el Doble de Caro

El Doblaje del Barato el Doble de Caro

Opinión

Hace unos años estaba viendo la televisión cuando un anuncio llamó mi atención porque la locución que lo acompañaba era infumable. El doblaje en español parecía hecho por un tipo en Bruselas cuyo único contacto con el español era que había veraneado en Chipiona. La falta absoluta de interpretación y un inexplicable acento hacía que el anuncio fuera atroz. Aún así, el anunciante estaba interesando en introducir la marca en España e inundó los bloques de anuncios con su bazofia.

Ese anuncio era de Kayak y no tardó mucho tiempo en seguirle el de Trivago, el de Candy Crush Saga, Forge of Empires, 1&1… y de repente no era sólo un belga, sino que también habían reclutado lo que parecía una noruega y un niño bielorruso. Algo me empezaba a decir que aquello no iba a ser algo pasajero.

A día de hoy los anuncios siguen apareciendo y no solo mantienen a los mismos actores de doblaje (si se les puede llamar así), sino que otras marcas empezaban a contratar dobladores del Todo a 100 para sus anuncios. Ahora la mayoría de los anuncios parecen locutados por un GPS o por la versión premium del Loquendo. Necesitamos que esto pare inmediatamente.

Veamos, una buena parte de los spots que se emiten en este país están rodados en otros idiomas que no son el castellano (incluso cuando han sido rodados en España). A esto sumamos que la mayoría de estos spots son montados de nuevo para prescindir de la mayor parte del doblaje y para poder omitir las referencias al país de origen. A este par de filtros unimos que el movimiento de los labios de los actores originales probablemente no coincidan ni de coña con los textos de la adaptación al castellano. Si además contratamos a unos actores de doblaje nefastos (o aparentemente extranjeros) la hemos cagado a base de bien.

El doblaje en anuncios es esencial si quieres acercarte al público objetivo. No puedes interponer tanta barrera entre el producto y su consumidor y esperar que funcione. Hay que gastar dinero del presupuesto en contratar buenos actores y actrices de doblaje (y quiero incidir en las palabras “actores y actrices”). La interpretación de un texto para la venta de un producto es en ciertos casos es lo que salva al anuncio.

Vivimos horas bajas en el doblaje de spots o la locución de cuñas. Mentalmente no puedo evitar en pensar en una era post-Constantino Romero, pero soy muy injusto con tremendos profesionales cuyas voces ya de por sí son auténticos hitos en nuestra cultura popular y de los mejores dobladores a nivel mundial.

Os proponemos un ejercicio. En internet hay infinidad de sitios donde podéis escuchar ejemplos de locuciones de actores de doblaje. Poneros un buen puñado de muestras y mentalmente irán apareciendo personajes y escenas que han dado voz a momentos inolvidables en vuestra vida. Después pensad en si realmente es justo que algo que tenemos tan presente como la publicidad caiga en el error de obviar esa conexión. Una vez más la mala toma de decisiones influye en la rentabilidad de la campaña y finalmente en el bolsillo del cliente.