Desde lo más profundo de mi bolsillo

Desde lo más profundo de mi bolsillo

Opinión

Os lo voy a decir clarito aunque puede que a nadie le importe ya: es penoso ver cómo compañeros de profesión (consagrados o no) se pegan de hostias por ser el siguiente Jean Jullien y llevarse el mérito de ser el autor de un logo viral que acompañe a las imágenes de la desgracia de marras.

Los atentados sufridos en Barcelona el pasado agosto han dejado una vez más a la vista la carrera de velocidad de ilustradores y diseñadores por mostrar su «apoyo» con obras sencillas que se puedan viralizar en redes sociales, eso sí, con su firma bien grande. Podríamos bautizarlo como los cien metros lisos de la mezquindad. En esta ridícula competición se mezcla el oportunismo con las ganas de sacar pecho y de paso llevarse en el acto algunos followers a los que intentar venderle algo más tarde. Hacer pasar las ganas de tener notoriedad por una fingida solidaridad es algo deplorable.

Hay quien defenderá esta práctica, como la expresión de un sentimiento, y no seré yo quien lo coarte si esta fuera su verdadera naturaleza. El problema es que se nota a leguas que cuando no es así. La fama de los autores que se hacen virales y la desgraciada frecuencia de este tipo de incidentes hace que se conviertan en oportunidades de negocio en la cabeza de los profesionales que carecen de ética. Un «el muerto al hoyo y el vivo al bollo» de manual.

Ocurre lo mismo cada vez que fallece un personaje célebre. Es facilísimo identificar este tipo de profesionales porque es muy posible que te enteres de la noticia después de haber visto su pieza. No les quiero quitar mérito porque bien es cierto que trabajan rápido y conocen cómo moverse en redes para tener repercusión rápidamente, pero es interesante cómo intentan disfrazar de empatía lo que en realidad es puro narcisismo.

Trabajar con este tipo de sucesos es delicado porque son muchos los afectados, pero eso también les proporciona una cortina de humo ¿De verdad una familia que acaba de perder a un hijo o una madre se va a preocupar de si este o aquel ilustrador se quiere dar lustre a costa de un suceso tan desagradable? El día que esto pase a más de un autoproclamado ilustrador solidario se le van a caer los palos del sombrajo. Pero no os equivoquéis, no será una lección para nadie. Habrá toda una legión de personajes de la misma calaña echando leña al fuego para, de un solo golpe, librarse de la competencia y quedar como alguien realmente sensibilizado.

La práctica de estos diseñadores o dibujantes me recuerda a la de los periodistas y fotógrafos que, durante la Ley Seca, pasaban jornadas enteras esperando en la puerta de las morgues a que llegaran las noticias en forma de cadáveres aún calientes. Ellos alegaban que lo hacían para informar y de paso lograr imágenes impactantes para vender más ejemplares del periódico, pero ¿qué aportan las ilustraciones o los logos que se puedan inventar los ilustradores y diseñadores de los que os hablo a los afectados o a la sociedad? ¿visibilidad del hecho? ¿síntesis de la información?… ¿pero con qué objetivo? ¿el de proporcionar una imagen no desagradable para adjuntar a tu estado de Facebook sobre el suceso?. En ese caso estamos ante un servicio de primera necesidad (NO). A estos «profesionales» no es raro verlos dándose golpes en el pecho con una mano mientras empiezan a hacer hueco en la cartera con la otra.

Mucho se ha hablado de los límites del humor, pero no he escuchado a nadie rasgándose las vestiduras por los límites de la vanalización y (en un segundo paso) de la comercialización.

¿Qué será lo próximo? ¿Meterlo en tu currículum? ¿Pasarle un tarifario a la familia de los difuntos? Tiremos un poco de imaginación a ver si os sentís cómodos.

(primer plano) Hola, soy Tolo Sinestesia, ilustrador oportunista. (entra música tontipop y se abre el plano viendo a Tolo con una camisa hawaiana sentado en un sofá de terciopelo negro con cojines de banderas y acordonado con cinta de la policía) Soy especialista en lettering de mierda y dibujos plagiados, pero mi especialidad son los logos para desgracias. Mi falta de valores me ha llevado a viralizar mi trabajo para grandes hecatombes como ataques con armas químicas, represiones en manifestaciones feministas o incendios de parques naturales. (ráfaga de trabajos sobre la música) En este curso de Domestika os enseñaré paso a paso cómo viralizar vuestra ilustración solidaria. Desde el chequeo de la prensa digital, a la ejecución atropellada de la pieza y la publicación en las diferentes redes sociales en el momento más intenso. (sube la música y aparece Tolo haciendo como que llora delante de unas velas y un ramo de flores en el suelo, luego dibuja en una libreta, luego usa una tablet, luego lanza las flores al aire jugueteando) Trabajaremos la rapidez, la elección de colores en función de la banderas de los países o colectivos afectados, la simplicidad estética y la corrección política para entrar en los corazones del público, ganar sus likes y puede que la venta de alguna camiseta (sube de nuevo la música y se ve en cámara rápida a Tolo probándose disfraces de refugiado, de manifestante antitaurino y de bombero a lo Pretty Woman) . Las únicas herramientas que vais a necesitar son: un punto de acceso a Internet, un ordenador con software de diseño, conocimientos cortitos de ilustración y diseño, un nivel alto en el manejo de redes sociales y muy muy poquitos escrúpulos. Inscríbete ahora en este curso para que tus imágenes solidarias den la vuelta al mundo y sean (Tolo se levanta) la bomba (explota el sofá sobre el que estaba sentado Tolo y sobre el humo negro se sobreimpresiona el logo de Domestika

La próxima vez que se muera un personaje célebre que os toque la fibra o que os sintáis indignados por algo, no dudéis en expresarlo con toda la libertad del mundo. Pero si pensáis por un momento cuándo publicar ese tuit con vuestro logo para que tenga más repercusión o qué filtro ponerle a vuestra ilustración para que encaje mejor entre el resto de vuestro feed de Instagram, considerad que sea posible que no estéis lanzando un mensaje desde el fondo de vuestro corazón, sino más bien desde el fondo des vuestras carteras.

PD. Este artículo lleva escrito desde hace meses, pero no lo publiqué en su momento por no caer en esa corriente de abucheos y vítores entre bandos de una guerra que no importa a nadie.

Corrección política en publicidad: Del vino al agua

Corrección política en publicidad: Del vino al agua

Opinión

Hace poco un anuncio de Dove hizo saltar las alarmas en redes sociales porque en una campaña presentaba a una mujer negra que se transformaba en una blanca al quitarse una camiseta. Lo que no se suele decir es que después la chica blanca se quitaba una camiseta y aparecía una asiática y nadie ha puesto el grito en el cielo por eso. Pero lo que importa es que alguien se sintió ofendido con la primera transición y esto desató ríos de tintas (¿pixels?) en redes sociales. Dejando a un lado el tema de en qué orden habría resultado correcto que se quitaran las camisetas las chicas para que nadie se sintiera atacado y que no olvidemos que todas las actrices/modelos no eran más que chicas quitándose al ropa, Dove ha llevado una línea de publicidad sobre la diversidad de tallas, razas y culturas centrándose en el respeto a la mujer, y aún así debe andarse con mil ojos porque se le exige a la publicidad que sea políticamente correcta.

El caso es que por mucho que se regule (o auto-regule), la publicidad jamás será objetiva ni correcta al 100% porque se basa en la mirada subjetiva y los prejuicios de un ser humano: el publicista, y sobra decir que los anuncios no existen para que una marca o una agencia se gaste un presupuesto tremendo para que el espectador vea colores bonitos y diálogos chispeantes en su pantalla. El propósito de la publicidad es vender y para la marca el resto pasa a un segundo plano.

Ojalá la comunicación fuera sencilla y existieran fórmulas efectivas para que una persona consuma un producto o un servicio, pero no es así. El público está formado por individuos complejos y diferentes los unos de los otros. y comunicarse de manera efectiva a través de un único mensaje es una tarea ardua y laboriosa. Pero es que a eso sumamos que el emisor del mensaje (en este caso los publicistas) es otro grupo de personas igual de heterogéneo que insuflan a la comunicación parte de su personalidad. Lo único que puede unir a estas personas en uno y otro lado de la comunicación es las comunidades que forman, es decir, los grupos sociales y culturales a los que pertenecen, y el conocimiento que unos tengan de los otros.

Puede existir una empatía por parte del publicista siempre y cuando forme parte del público objetivo o lo conozca de una manera cercana, pero no cuando se desliga completamente de él. Es entonces cuando entran en juego una mezcla de la cultura aprendida, las vivencias personales y los clichés establecidos que llevan a hacer una especie de caricatura del target. Se exageran los rasgos culturales o personalmente asignados y desaparecen los matices. El público objetivo se puede reconocer en la comunicación  como quien se mira en un espejo borroso, pero nota las carencias y eso provoca que no haya una conexión total entre el producto anunciado y su público.

Pongamos un ejemplo. Es habitual que veamos cómo se juega con la simpatía o desprecio del público objetivo hacia otros colectivos para generar un gag o simplemente para provocar un conflicto/nudo en la narración. Por ejemplo los jóvenes ridiculizan a los adultos, los hijos a sus madres, las madres a los padres, los pobres a los ricos, los ricos a los hippies… y así sucesivamente. Hay miles de anuncios que siguen este esquema para acercarse a un público determinado, pero se alejan involuntariamente de los individuos (en teoría excepciones) que no encajan en esos roles.

Usando este tipo de recursos la publicidad jamás será un vaso de agua tibia porque siempre necesitará dotarla de algún sabor y color concreto para estimular y provocar una venta por parte del público al que se quiere llegar. A día de hoy se le está exigiendo a la publicidad que transforme el vino en agua y que aún así siga siendo atractiva y rentable.

¿Qué ha cambiado para que las voces de esas excepciones hayan cobrado más presencia? La respuesta es la facilidad para acceder a Internet. Antes una persona afectada por una publicidad de este tipo se acercaba a la oficina del consumidor y exponía su caso. Allí se ponderaba si era realmente relevante o si había muchas más incidencias al respecto como para abrir un informe e interponer una demanda. Ahora es tan sencillo como asomarse a una red social y poner a parir a la marca. Miríadas de usuarios en el mismo caso (e incluso alguien que pasaba por allí y se unió a la marabunta) prenderán sus antorchas para linchar a todo el que opine distinto. Las excepciones se encuentran y forman nuevas comunidades para que su voz se oiga más y se tenga en consideración.

Gracias a esto hay colectivos que han ganado visibilidad y que las marcas han barajado como público objetivo en sus nuevas campañas demostrando son las personas las que condicionan el tipo de comunicación que se imprime a la publicidad.

No soy el más apropiado para hablar a favor de la corrección política. Pienso que la publicidad influye en la sociedad y debe cambiar con ella. Pasó cuando se prohibió la publicidad de tabaco y de ciertas bebidas alcohólicas y pasará lo mismo ahora con la nueva manera de pensar más inclusiva y tolerante. Pero lo es cierto es que siempre habrá alguien que no se vea representado en un anuncio incluso perteneciendo al público objetivo y tendrá que valorar si lo que ha visto representa realmente una afrenta a su persona o si hace un daño real a su comunidad.

Todo el mundo tiene sentimientos pero no todo el mundo siente lo mismo. Puede que se nos seque la boca de pedir tolerancia a todo el mundo y en cuanto notamos que tocan algo personal nos convirtamos en una panda de intolerantes con gatillo fácil en las redes sociales.

3 años de #aquíhaymiga: pan para empujar

3 años de #aquíhaymiga: pan para empujar

Cosas del Colectivo

El tiempo pasa, pero aún tenemos grabado a fuego el olor de aquellos bollos de pan en nuestras fosas nasales.

Hoy celebramos el tercer aniversario de nuestra primera acción como Colectivo Miga. Un claro ejemplo de lo que queríamos hacer, y a fe que así está siendo. Acciones originales, de bajo coste y de gran impacto. Podéis ver el desarrollo completo de la acción en nuestro portfolio de trabajos o en las primeras entradas de este mismo blog e incluso buscar la repercusión en redes con el hashtag #aquíhaymiga.

Aquel día nos preocupamos de llevar el pan a las agencias y los estudios que se lo ganan día a día. Irónicamente muchos de ellos han desaparecido para tener que buscarse sectores más rentables (y seguramente más amables). A ellos todo nuestro cariño y admiración porque sabemos que lucharon hasta el final por permanecer en publicidad. Esa profesión tira de pasión y tripas como pocas otras.

Aquel día sabíamos que también estábamos expuestos a eso y pusimos el parche antes que la herida. Recortamos en lo prescindible para seguir adelante, y aquí estamos.

Lo que nos recuerda que si aún tenéis nuestra tarjeta y queréis contactar con nosotros no llaméis al ese teléfono. Tuvimos que darle de baja para aguantar un trimestre más a flote ;P

Like a Wave en portfolio: Un necesario chute de web

Like a Wave en portfolio: Un necesario chute de web

Cosas del Colectivo

Algo nuevo se mueve en la web de Colectivo Miga, y es gracias a que incluimos en el portfolio una selección de los trabajos realizados por Like a Wave. Un soplo de aire fresco este apartado, aunque prometemos más movimiento dentro de poco.

Como podréis comprobar son unas sólidas aportaciones a diseño web, redes sociales e imagen corporativa. Viendo estas perlas no es de extrañar que se nos haga la boca agua al pensar todo lo que podréis ir viendo fruto de nuestro trabajo conjunto. El desarrollo de proyectos online será una de nuestras nuevas líneas de trabajo.

Si os quedáis con ganas de conocer más trabajos de Like a Wave no tenéis más que pasaros por su página web www.likeawave.es

Twitter y la Lencería Fina

Twitter y la Lencería Fina

Opinión

¿Alguna vez habéis intentado llamar la atención del camarero de una discoteca desde el otro lado de la barra? No sólo tenéis que dejaros la garganta por el volumen de la música, sino que además os toca competir con una maraña de clientes que se agolpan en la barra como tú y que posiblemente tengan tantas ganas de beber como tú.

Para una marca, Twitter es más o menos eso. El camarero es el público objetivo, el resto de clientes la competencia y la música atronadora sería todo el aluvión de mensajes que aparecen el el timeline del posible cliente a la vez que el tuyo.

Sobre el papel tu situación es más efectiva si tu mensaje es más atractivo, y es por eso por lo que se contratan los servicios de un community manager. Los hay excelentes y son auténticas estrellas como es el caso del CM de Policía Nacional. Eso lo traduciríamos en que de repente tu marca se convierte en una increíble modelo de lencería que sugerentemente pide al camarero un cubata mientras le guiña el ojo y le lanza besitos. Evidentemente el mensaje tiene más posibilidades de llegar al cliente, pero tengamos en cuenta que una buena parte de las otras marcas habrán contratado también a profesionales para que les lleven las redes sociales.

Estamos pues ante una barra llena de modelos de lencería clamando a base de carantoñas y bajadas de escote una copa al camarero de una discoteca (que sabemos a ciencia cierta que es soltero y heterosexual). El pobre no sabría dónde mirar y a quién atender pero se lo estaría pasando de puta madre, así que decide servir un gin tonic. Prepara cuidadosamente la bebida y se dispone a mirar cuál de todas esas voluptuosas mujeres quiere uno. Es como si el cliente potencial tuviera interés en buscar el producto que representa tu marca. Hablamos de la búsqueda por hashtag.

Obviando el hecho de que nunca pasará que #gintonic sea el tema de conversación de la mayoría de los presentes en la discoteca (lo que lo convertiría en trending topic), la cercanía a la modelo o los gustos personales del solicitado camarero marcarán prácticamente la diferencia entre una u otra elección.

Expuesta esta situación hay que plantearse cómo es de efectivo que tu marca tenga presencia en Twitter. Está claro que es una vía de contacto con tus clientes o clientes potenciales ¿pero cómo se traduce eso en ventas? ¿qué parte de la imagen de marca corresponde a la actuación del community manager en esta red social en concreto?. No somos una marca y no podemos acceder a este tipo de datos, pero os proponemos un experimento.

Hay programas de televisión en directo que tienen sus cuentas de Twitter, e incluso crean un hashtag por programa (hasta este punto está sobresaturado Twitter). Algunos de ellos seleccionan tuits que salen en pantalla o hacen una selección y los comentan en directo. Tenemos el cliente (el programa de TV), tenemos a la competencia (el resto de espectadores que emitirán sus tuits con el hashtag adecuado), tenemos el ruido (todos los mensajes que se acumularán en el timeline durante el programa). Si conseguís que vuestro tuit sea nombrado o salga en pantalla podéis considerarlo una venta ¿Os animáis?

No hace mucho leí en mi muro de Facebook una reflexión que hacía Álvaro Sobrino (Visual, Herederos de Juan Palomo, Blur Ediciones…) en la que decía que había seguido el hashtag de un programa en directo y que la gente mandaba auténticas joyas en forma de tuits, pero que a la hora de la verdad las seleccionadas por el programa eran mediocres y no aportaban nada al contenido del programa.

Si vuestro tuit era la hostia y no sale seleccionado, no os desesperéis. Que un cliente deseche las buenas ideas para elegir otras mediocres con las que no venderá una mierda también es parte del encanto de esta profesión.

Se lo debes a Internet

Se lo debes a Internet

Opinión

Cariño, siéntate, tenemos que hablar. Esta relación no está siendo del todo justa, Internet te aporta demasiado y tú sólo recibes. Tienes que ser consciente de que si esto no cambia vais a tener que romper la relación tarde o temprano.

Si eres un usuario medio puede ser normal que te limites a rebotar el vídeo bochornoso del famoso de turno, la dentellada política que case con tu manera de pensar, la imagen con el mensaje motivador con el que te apetece rellenar tu timeline o el recordatorio de que eres amigo de Facebook de tu amigo de toda la vida desde hace 2 años. Pero ese no es tu caso, amigo publicista.

Si eres una agencia de publicidad o un profesional del sector, se supone que tienes las herramientas y el conocimiento suficiente para redactar una entrada, generar una imagen original o pensar en una propuesta interesante ¿Podrías fusilar el contenido de Yorokobu, Gràffica, Neo2, Belio Magazine, Experimenta o Jot Down y tener más likes en tu publicación? Sí, pero ¿es entonces realmente tu publicación? y ¿cuántas personas van a rebotar el mismo contenido que tú?. Esa no es manera de enseñar lo que puedes aportar en tu trabajo, simplemente es una manera de demostrar que estás suscrito al feed de una revista o de una página de contenidos específicos.

Si, ya sabemos que los trabajos de otras personas son maravillosos y reseñables, pero fusilando ese contenido no te estás haciendo ningún favor. Dale a Internet contenidos originales y puede que alguien piense que lo que has hecho es también maravilloso y reseñable, e incluso puede que decidan publicarlo en sus muros. Aunque puede que eso no lo sepas nunca porque para saberlo hay que trabajar.

No basta con repasar tu timeline, copiar los enlaces que te gustan e irlos publicando poquito a poco para ser la gota en la piedra de tus contactos. Necesitas sentarte, pensar en temas atractivos, redactar una entrada interesante, publicar una fotografía que pueda casar con tu estilo, hacer una ilustración que demuestre lo que vales, inventar una adivinanza, reinterpretar el refranero, crear tu propio diccionario… Hay demasiadas cosas que puedes hacer y lo peor es que no haces ninguna. Tampoco pedimos que el 100% del contenido sea producción propia, pero que al menos al pasar por tu página se impregnen de un criterio y un sello propio que transmitan una coherencia.

Internet es un calzonazos y jamás te pedirá que hagas por él ni una mínima parte de lo que él hace por ti, pero siéntate y piensa por qué abriste la página de tu agencia o tu perfil profesional en las redes sociales. Si son la imagen que quieren que tus clientes vean de ti, hazte un favor y no intentes engañarlos llenando tu muro con buenos trabajos de otras personas o de cantidades ingentes de basura oportunista.

Aún así, si insistes en que el mayor porcentaje de publicaciones en tus redes sociales sean ajenas, al menos cita a las fuentes y a sus autores. Etiqueta al autor de esa imagen, ese artículo o ese vídeo, y si no lo sabes investígalo y luego publícalo. Hasta eso puede ser suficiente para que el buenazo de Internet quiera seguir teniendo algo contigo.

Fin de la Cita

Fin de la Cita

Cuentos Desde la Agencia

“…”

Literalmente. Esto es lo que ponía en la tarjeta que encontré sobre mi ordenador cuando volví de recoger mi café en Starbucks. En el reverso unas coordenadas, un día y una hora. Habría tirado la tarjeta a la basura y hubiera ignorado tanto misterio si no fuera porque se me está acabando el material para compartir con todos mis seguidores. Soy un community de primera fila y me debo a mi público, así que allí me encontré, solo en la ventanilla de un Mc Auto a las cuatro de la mañana.

– ¿Obdulio Arriaga? -susurró una especie de ajado mayordomo abriendo la ventana-
Dulio -me reí con el encanto que me caracteriza- La gente me conoce más por ese nombre.
– Sígame -musitó girándose sin siquiera mirarme a los ojos-

Sonó el pestillo de la puerta y pasé al interior del desierto local. El viejo mayordomo me condujo a través de la cocina y el almacén hasta una pequeña sala iluminada tenuemente. En el centro una gran mesa camilla que ocupaba casi toda la estancia. Alrededor de ella seis señores mayores ojerosos y pálidos.

– Pase y tome asiento, señor Arriaga. Le estábamos esperando – dijo con voz cavernosa uno de los ancianos ocultando su rostro entre las sombras-
– Buenas noches, podéis llamarme Dulio ¿Os conozco de algo?
– Puede que no personalmente Obdulio, pero sabemos que eres una gran seguidor de nuestra obra -contestó otro de ellos con un perfecto acento castellano-

Me extrañó mucho porque yo no soy seguidor de cualquiera. El equilibrio entre seguidos y seguidores es esencial en mi profesión.

– ¿Son ustedes escritores o artistas? Si le sigo sin duda les conozco bien -contesté en un tono jovial-
– No joven -contestó un tercero dejando caer una cucharilla de plástico sobre el plato de porcelana de su taza de café- nosotros te conocemos bien a ti y a los tuyos.
– ¿A los míos?
– Sí, permíteme que nos presentemos. Somos El Club de las Comillas. Llevamos siglos trabajando sin cesar por el bien de la humanidad.

En ese momento temí haberme metido de lleno en un nido de locos, pero sin duda sería carne fresca para alimentar mi timeline durante una buena temporada.

– Nosotros hemos dedicado nuestra vida a la perpetuación de las citas célebres, como tantos otros hicieron antes que nosotros -prosiguió otro anciano con unas gafas de pasta que parecían pesar una tonelada- Sin nosotros no hay una mano a la que que puedan aferrarse los indecisos, los desmotivados, los desubicados, los…
– Un segundo señores -interrumpí- ¿quieren ustedes decir que su pequeña reunión para jugar al cinquillo es el que recopila todas las frases de grandes hombres del mundo?
– Eso fue sólo al principio hijo. Como podrás intuir no hay un número lo suficientemente amplio de personalidades de referencia, y cada una de ellas sólo puede crear un número limitado de frases célebres, así que también nos vimos obligados a generarlas para atender a la demanda de sabiduría accesible que nos llegó tras el boom de los sobrecitos de azúcar -comentó uno de los ancianos mientras jugueteaba con una pluma estilográfica entre sus dedos.
– ¡Pero eso es imposible! -dije pensando que acababa de desenmascarar aquella mala broma de cámara oculta- la citas siempre van ligadas al personaje que las pronuncia. No se generan de manera espontánea.
– Efectivamente, y es por eso que creamos personajes recipiente para asignarles la autoría de las frases generadas y convertirlos así en personajes.

La estilográfica del anciano escupió un chorro de tinta sobre la falda de la mesa camilla ante la mirada inquisitiva del resto. Aproveché la situación para intentar conseguir más información.

– ¿Y por qué no se las atribuyeron a ustedes mismos?
– Verás Obdulio, nosotros somos historiadores, matemáticos, bibliotecarios, lingüistas… No tenemos una vida ni emocionante y ni ejemplar… y de hecho ni siquiera somos los «generadores» de esas frases -el acento castellano del anciano se volvió casi teatral-
– ¿Entonces quién las crea?
“Quién” no hijo, “qué”. En 1971 previmos el problema e inventamos un robot que combinaría todas las palabras de nuestro diccionario en base a unos correctos parámetros gramaticales y a una extensión ideal -dijo el más joven del grupo- En un segundo paso quitaríamos las frases con tacos y las someteríamos a un proceso de selección para crear bloques temáticos. Así las lanzaríamos a través de nuestros “actores” llegado el momento oportuno.

Mi incredulidad dio paso a una sensación de rabia al saber que estábamos adorando a ídolos vanos. A sabiendas de que la respuesta no iba a ser fácil de digerir decidí lanzar la pregunta.

-¿A qué grandes hombres han manipulado para que sean sus “actores”?
– Bueno, comenzamos el proyecto de robot en un “ordenador personal”. Seguro que es usted lo suficientemente sagaz para adivinar quién se esconde detrás de las siglas P.C. -se miraron pícaramente entre sí-
– No puede ser -palidecí repentinamente- ¿¡El gran Paulo Cohelo es uno de sus “actores”!?
– ¡BASTA DE MONSERGAS! -bramó de repente el anciano en la sombra- Si está usted aquí es en representación de todos los CMs -me sorprendió escuchar a un señor tan anciano utilizar una terminología tan actual- Nos habéis sido muy útiles estos años y sabemos que nuestra obra es para ustedes un recurso más que necesario para la naturaleza en sí de su trabajo, pero tenemos nefastas noticias -de repente se le quebró la voz-
– Nuestro robot ha determinado que ya no hay más combinaciones de palabras posibles para generar frases célebres -prosiguió el anciano del café jugueteando con el borde de la taza- Eso no sólo quiere decir que no dispondremos de más frases para nuestro actores, sino que además cualquier cita que un personaje célebre pronuncie a partir de ahora ya existirá en nuestros archivos.
– El fin de las citas ha llegado y nuestro trabajo en estos últimos días ha sido comunicar la mala noticia a los principales grupos afectados. Confiamos en que difunda la noticia y guarde usted nuestro secreto -el anciano del perfecto acento utilizó un tono solemne y cercano-

Toda esta situación se me había escapado de las manos y estaba en estado de shock. Había estado viviendo una mentira durante años, la responsabilidad y el miedo se me empezaban a agolpar en la garganta, estaba frente a una organización secreta con lo que parecía siglos de historia y…

– ¿Se encuentra bien Obdulio?¿Le podemos ofrecer algo? ¿Un anís, un café, unos aros de cebolla…? -el anciano “menos anciano” debió percatarse de mi malita cara-
Dulio, digo… no, gracias. Les agradezco que me hayan elegido como representante y confíen en mí. Soy una tumba.
Lo será si se va de la lengua -apostilló el anciano de voz bronca mostrando a la luz su cara marcada por una profunda cicatriz en forma de equis que le “tachaba” la boca-

Braulio le acompañará a la salida. Muchas gracias por su comprensión – dijo el anciano de las enormes gafas mientras el mayordomo se materializaba de nuevo a mi lado-

Seguí los pasos de Braulio hasta el aparcamiento y la puerta se cerró tras de mí. Aquel club de ancianos era tan real como el olor a fritanga que se me había pegado a la ropa. A partir de ahora había que buscar la inspiración cada vez que nos encontráramos en un dilema en otros seres vivos porque por lo visto el ser humano ya no daba más de sí. Mi cabeza era un mar de dudas, pero había una pregunta que primaba sobre todas las demás: ¿qué coño iba a postear para mi público si no podía repetir las citas que ya ha había utilizado hasta ahora?.

El frío de la mañana empezaba a calar mis huesos y el sol ya empezaba a salir en aquel enorme parque comercial. Nacía un nuevo día. Sonreí mirándome los zapatos. A los community managers nos podrían quitar las citas pero jamás podrían quitar los días de la semana.

Buenos días. Por fin es #juernes.

Espectadores Sordos, Anuncios Mudos

Espectadores Sordos, Anuncios Mudos

Opinión

La introducción de la TDT en nuestros hogares ha dado alegrías y quebraderos de cabeza (y de bolsillo) a todo el mundo. Dentro de las ventajas que nos trae este avance encontramos la opción de poder activar los subtítulos en la mayoría de sus contenidos…Y digo bien, la mayoría.

Podemos disfrutar de retransmisiones deportivas en directo, de series tan sólo unos días tras su estreno, de acalorados debates en los que los tertulianos se pisan las frases los unos a los otros o de películas transcritas punto por punto a subtítulos, pero cuando llegan los anuncios se queda congelada la última frase en pantalla y hasta que no acaba el bloque de publicidad no se vuelven a activar. La publicidad enmudece en la parte inferior de nuestras pantallas justo cuando llega su momento.

Llevo observando este fenómeno desde que empecé a disfrutar de la TDT y lo recibo con absoluta incredulidad. En casi un año que vengo monitorizando este suceso tan sólo un spot de Dixan hizo saltar de nuevo los subtítulos de la TDT.

Hay otros anuncios que los llevan incorporados. Todos los que impliquen organismos o instituciones públicas tienen la obligación de ponerlos si quieren recibir una subvención por accesibilidad. También lo hay que los incluyen por motivos obvios como es el caso de Adeslas o Gaes, que necesitan llegar a público con dificultades auditivas porque son su target.

Pero ahora reflexionemos. El coste de un spot de 20 segundos en prime time en una cadena de televisión con una audiencia alta es desorbitado y tan sólo se lo pueden permitir cierto tipo de anunciantes ¿Saben estos anunciantes que están perdiendo la posibilidad de llegar a un nicho de mercado de casi 2 millones de personas que sufren afecciones graves de oído? Los sordos comen pizza, se echan perfume, juegan a videojuegos, contratan seguros y usan condones ¿Por qué nadie se los quiere vender en televisión?

El precio por subtitular un minuto de vídeo es de menos de 3€. El precio varía en función de la longitud de la pieza y el idioma. Pero teniendo en cuenta que los spots son de 20 segundos y que el audio en un principio ya está traducido, el precio por anuncio es ridículo. La inversión es nimia teniendo en cuenta todos los impactos potenciales que vas a perder si no subtitulas tu anuncio.

Todos sabemos del oportunismo de medios, anunciantes y agencias, así que llevo una semana vigilando ya que casualmente del 24 al 30 de septiembre es la Semana Internacional de las Personas Sordas. Pues bien, ni aún así he divisado un pequeño cambio de actitud. Parece que en esta ocasión ninguno de los implicados quiere ponerse la medallita de buen ciudadano.

Desde Colectivo Miga animamos a los anunciantes a que no sólo piensen en los sordos, sino que también piensen en las salas de espera que bajan el volumen de sus televisores, en los padres que no quieren que sus hijos se despierten cuando ven su serie favorita, en las personas mayores a las que la comunidad de vecinos ya les ha dado un toque de atención por poner la santa misa a todo trapo… Subtitulando vuestros anuncios no estáis haciendo ninguna obra de caridad, estáis rentabilizando vuestra inversión en medios y por lo tanto ganando dinero.

¿Qué es una acción LowCost?

Presentacion Producción Propia

 

El pasado miércoles 9 de Abril hicimos la acción de presentación del colectivo en los estudios y agencias de Sevilla. El motivo de esta acción, a la que llamamos #aquíhaymiga, no era otro que el de darnos a conocer entre los profesionales del sector de nuestra ciudad, haciéndolo de una manera diferente y creativa, y desmarcándonos de la manera tradicional, más fría y distante.

Nuestras premisas al pensar en cómo deberíamos presentarnos entre los compañeros de profesión que se ganan el pan como nosotros, eran la de usar elementos sencillos, que pudiésemos reutilizar o reciclar, y que no requiriese de mucha inversión para poder llevarla a cabo.

Muchas han sido las felicitaciones desde entonces por la originalidad y el éxito obtenido, debido principalmente a la sencillez y a lo económico de la acción. Para nosotros una acción lowcost no es aquella que sale barata, sino la que sale rentable. Esa rentabilidad la vemos en que el coste total de la acción ha sido aproximadamente 110€ y la repercusión que ha tenido ha sido excelente.

Hemos multiplicado el número de seguidores en facebook y twitter, tuvimos mucho seguimiento durante la acción por parte de las agencias y estudios de Sevilla, que se llenaron los estómagos, sonrieron, guardaron nuestra tarjeta y visitaron nuestra web para ver nuestros trabajos ¿Qué más podíamos pedir para una acción de presentación?

El desglose de los costes de la acción es el siguiente:

bolsas de papel 3€
adhesivos redondos 20€
sello con claim 24€
bollos de pan 10€
plantillas para el pan 0€
desplazamientos en vehículos 45€ (150Km x 0,3€)
tarjetas corporativas 5€

TOTAL: 107€.

Hay que tener en cuenta que los bollos han sido hechos al efecto con una medida y un tipo de pan concreto. Los que disfrutasteis de su sabor, seguro que os daríais cuenta. Dentro del precio está incluido el asesoramiento, la mano de obra y el suplicio que es tener a tres personas pululando con cámaras y teléfonos móviles y preguntando en la hora punta de una panadería. En nuestra opinión ha sido baratísimo y los bollos estaban exquisitos.

En fin, como veis no pensamos llevarnos ningún secreto a la tumba, porque nos queremos alejar de esa parte oscura de la publicidad de rivalidades entre agencias, robos de clientes y medallas en la solapa, y nos apetece hacer las cosas desde la sencillez y el trabajo en equipo.
En cuanto a los pocos bollos que sobraron, al ser de una elaboración tradicional, se quedaron duros como piedras al día siguiente. Así que un sacrificado miembro del equipo se jugó las muelas para rentabilizar al máximo la inversión. El reciclaje es maravilloso ¿verdad Kokko?.

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Presentación en Sociedad #aquihaymiga

Cosas del Colectivo Presentacion Producción Propia

Hace unas semanas lanzamos la web de Colectivo Miga y queríamos apoyar la promoción con una acción que aunara nuestra manera de pensar con el frío acto de entregar tarjetas y darnos a conocer en nuestra propia ciudad.

Partimos de varias ideas. La primera fue la relación directa con el nombre de nuestro colectivo, así que debía ser una acción que al recordarla pudiera llevar a la referencia directa. En segundo lugar no queríamos que el objetivo fueran clientes potenciales o empresas establecidas en Sevilla buscando un fin meramente comercial, nos apetecía saludar y presentarnos a agencias de publicidad y estudios de diseño donde hemos desarrollado nuestra actividad muchos años. Queríamos volver a ver a antiguos compañeros y conocer a nuevos colegas.

Establecimos entonces un concepto “Presentarnos a quienes (como nosotros) se ganan el pan con la creatividad en Sevilla”. Fue muy sencillo concluir que la acción giraría entorno al pan y a la miga. Planteamos un reparto de pan y tarjetas entre unos 50 profesionales de la publicidad y el diseño en Sevilla.

Hicimos la lista para el reparto a golpe de contactos comunes y búsquedas en google y las diferentes redes sociales, y dos rutas combinadas para abarcar todo el área en un solo día porque dependíamos de lo efímero del producto. Si entregábamos el mismo pan al día siguiente no estaría en perfectas condiciones.

Elaboramos un packaging muy sencillo que partía de una bolsa de papel que permitía al pan aguantar bien toda la acción. En ella introduciríamos el pan y la tarjeta y lo cerraríamos con una etiqueta con el logotipo del colectivo. Decidimos también sellar el paquete con el hashtag #aquihaymiga para hacer un seguimiento en directo de la acción y nuestra web para que no hubiera equívocos y los receptores pensaran que nos dedicamos a la panadería creativa.

Pero no quisimos dejar la cosa ahí, decidimos contactar con El Rincón del Pan donde Santi Rodríguez nos asesoró y ayudó a personalizar los bollos de pan con unas plantillas del logotipo y harina para que la cocción del pan en el horno fuera menos intensa en la zona aplicada, y quedara menos dorada. Así conseguíamos que el logotipo de Colectivo Miga apareciera en cada uno de los bollos. Desde aquí queremos agradecer a Santi toda su ayuda.

De esta forma el día 9 de abril nos establecimos el itinerario y en cuanto salió el pan del horno manipulamos uno a uno todos los paquetes mientras íbamos realizando las entregas en cada uno de los puntos de nuestra lista. Recibiendo unos comentarios muy favorables al respecto y muchísima visibilidad en twitter casi a tiempo real.

Mil gracias a todos los participantes y colaboradores en esta maravillosa acción. Ahora ya nos conocéis. Esperamos haberos abierto el apetito.