El mejor equipo del mundo en 10 pasos

El mejor equipo del mundo en 10 pasos

Opinión

¿Cansado de tediosos procesos de selección?¿De dedicar un dinero a un departamento de recursos humanos que sólo selecciona patanes y vagos? No pierdas más tu tiempo y tus ahorros. Aquí van las claves para conseguir reunir al equipo de tus sueños y catapultarte hacia el éxito.

1. ¿Por qué trabajar con compañeros de trabajo cuando puedes hacerlo con amigos? Se dice que el que trabaja en lo que le gusta no trabaja en su puta vida. Pero ¿y si no tienes esa opción? En ese caso trabaja en lo que te toca pero rodéate de colegas. Pégales un toque a tus amiguetes en paro. No hace falta que tengan la formación necesaria o la actitud adecuada porque tú ahí estás para enseñarles lo que tienen que hacer. Y lo mejor de todo es que puedes confiar totalmente en ellos ¿Qué colega te la va a meter doblada? Eso nunca. Y si además son de tu familia mejor que mejor.

2. Si ya hay un inepto en tu equipo, mantenlo ahí. Es mucho mejor dejar que se aburra a pagarle un finiquito (que es un pastón). Seguro que si le das de lado y no le mandas muchas cosas terminará por aburrirse y largarse. Eso sí, dile al resto delos empleados que no le hagan ni puto caso. No vaya a ser que los meta en rollos sindicales y demás hostias. Tonterías las justas.

3. Si alguien te recomienda que contrates a alguien, hazlo. La persona que te lo recomienda sólo quiere lo mejor para ti. No creo que te quiera encasquetar a un zote. Además, segurísimo que quien lo haga responde por él. Nadie en su sano juicio correría el riesgo de quedar mal contigo. Y si por cualquier cosa resulta que es así te aconsejo que acudas al punto 2. Déjalo en tu equipo. No queremos que al final seas tú el que quedes mal con la otra persona. Que la vida da muchas vueltas y puede que tengas que colocar al primo tonto porque no cabe en tu oficina.

4. Publica la oferta de empleo en tus redes sociales personales. Déjate de webs especializadas. Ahí sólo hay perdedores y desesperados. Tú conoces bien a tus contactos y seguidores y no aceptas a cualquier persona. Confía en tu instinto y si te quieren que te busquen. Que para eso el que ofrece el empleo eres tú. El boca a boca es más poderoso que cualquier algoritmo, dicen.

5. Las entrevistas se hacen en territorio neutral ¿y qué más neutralidad que la barra de un bar? Ahí es donde puedes ver de qué madera está hecha la persona. No hay test psicotécnico que no pueda tumbar una actitud ante un camarero, una seguridad en la selección de tapas o la defensa a muerte de su marca de cerveza favorita o su equipo de fútbol. Por encima del trabajo somos seres humanos y es en la vida donde tienes que demostrar de qué pasta estás hecho. Si tú te pasaste toda la puta carrera en el bar de la facultad, en la universidad de la vida ¿A dónde pretendes que vayan los genios?. Y si te da pereza eso de las entrevistas contrata a ciegas, que el movimiento se demuestra andando. Eso sí, si te sale mal te recomiendo que vuelvas de nuevo a aplicar el punto 2. Que Dios no lo quiera puede que hayas contratado a un psicópata homicida o a uno de esos pervertidos que roban Postits.

6. Si tienes que elegir, elige a los guapos. Piensa por un momento en qué imagen es la que quieres dar ¿Quieres que todo el mundo tenga en su boca el nombre de tu empresa cuando vean el paquete de tu comercial o el culo de tu contable o prefieres que las cabezas se giren hacia las papeleras para vomitar porque no soportan ver a los callos que has contratado? La gente guapa está genéticamente preparada para triunfar en la vida y eso es un hecho científico ¿Tú has visto alguna vez una indigente que haya llegado a Miss España? Pues eso. Piensa que en «El Señor de los Anillos» los buenos eran los guapos. Tú a quién contratarías ¿A un puto orco currante o a la hija buenorra del de Aerosmith? Es de cajón.

7. Si en tu competencia hay un fuera de serie, camélatelo y ficha a un galáctico. La gente quiere mejorar y si tú les ofreces más dinero o algún regalito guapo lo mismo te lo llevas contigo. Llévatelo de mariscada, métele unos puros en el bolsillo y te lo llevas a las putas, que eso es lo que hacen los hombres de negocios. Y si ves que duda dile a tu contable buenorra que se venga contigo a la entrevista y le tiras el bolígrafo al suelo. No falla. Si sales triunfante y le ganas el pulso a la competencia ganarás un poderoso y fiel aliado. Si tienes que robar roba a lo grande.

8. Confía en el poder de la vocación personal. Vas a formar un equipo y no puedes medir el valor de uno de tus empleados por lo que no sabe hacer. Si tiene una carencia posiblemente sea porque está potenciando sus virtudes. Si alguno de tus empleados no sabe inglés o piensa que una hoja de cálculo tiene que ver con el certificado de la operación de riñón de vuestro tío, es porque a lo mejor son unos máquinas en otras parcelas como gestión del tiempo, productividad o eructar el padre nuestro del tirón. No desmerezcas las habilidades personales, que para eso no hay academias. El talento estará siempre por encima de la formación y seguro que tú puedes captar eso al vuelo.

9. Si hay problemas personales en el equipo, no te metas. En el trabajo se trabaja y fuera del trabajo tú no eres nadie (bueno, puede que su amigo, familiar o pareja). Confía en la profesionalidad de tus empleados y en su madurez. Los problemas personales se dejan en la puerta de la oficina y eso lo sabe todo el mundo. Confiando en ellos evitarás posibles rencillas y se centrarán en dar el 200% en tus objetivos ¿Y quién te dice que incluso no sea positivo? Son muchos los expertos que dicen que algo de competencia entre compañeros es sano y vivificador. Enciende la llama de la pasión por el trabajo y verás cómo en esa pugna tu empresa acelera su camino hacia el éxito. Por probar no se pierde nada, y si la cosa va a mayores te recomiendo que apliques de nuevo el consejo número 2. Que si la sangre llega al río por lo menos que no se la que saga de tus tripas.

10. Por encima de todo confía en ti mismo. No dudes ni por un segundo de tus decisiones. Tus enemigos están deseando verte vacilar para atacarte y colmar a tus trabajadores estrella de beneficios y contables con tremendos culos para hundirte. Eres el macho alfa, la puta estrella del norte en la que todos ponen sus esperanzas para que los lleves a buen puerto ¿Qué pensarías si el Presidente del Gobierno fuera preguntando a todo el mundo lo que tiene que hacer? Personalmente pensaría que es un pelele y que es tan inútil como los imbéciles que lo han puesto allí. Los líderes son seres de raza, con un poderío y una presencia imponente. No te dejes ver preocupado ni te dejes apabullar por opiniones de expertos en derecho, economía o burocracia. Eres el capitán de este barco y tu palabra es ley. Deja que tu rugido suene fuerte en los oídos de tus empleados y en el bajo vientre de tus empleadas. Y si ves que las vicisitudes te arrastran irremediablemente a la derrota no vaciles ni cambies de opinión. Conserva tu honor hasta el final y seguro que los miembros de tu equipo te acompañarán y asumirán gustosos las consecuencias de tus actos. Porque al fin y al cabo eres su guía, y un líder lo es en las buenas y también en las malas. Si has elegido bien tu equipo no te abandonarán por la cuenta que les trae.

Si sigues estos 10 sencillos consejos te puedo asegurar que tu vida cambiará. Tu carrera hacia el éxito sufrirá un tremendo empuje. Mejorarás y multiplicarás tus amistades ante la envidia de tus competidores. Ganarás en autoestima y en calidad de vida. Y tarde o temprano te darás cuenta de que artículos como este están escritos por autoproclamados gurús, y que no sirven más que para decir gilipolleces, darle alas a los motivados para joderle la vida a las personas a su cargo y enturbiar la imagen de sus sectores. Enhorabuena a todos esos «cracks». Ojalá reciban pronto lo que se merecen.

Una Madre en Cada Agencia

Una Madre en Cada Agencia

Cuentos Desde la Agencia

Alfredo Lassa llegaba como era habitual a las once a su agencia de publicidad en pleno centro de su ciudad cuando, al entrar en su despacho, le sorprende ver a una señora vestida de domingo sentada frente a su puesto de trabajo.

– Buenos días, señora ¿Está esperando a alguien?
– Sí hijo, estaba esperando al jefe de la agencia.
– Yo soy el director. Me llamo Alfredo ¿En qué puedo ayudarla?
– Pues mire, me llamo Carmen Romero (encantada) y quería trabajar aquí.
– Vaya, es que hemos contratado a una empresa que nos limpia la oficina y…
– ¡Uy, no hijo no! -interrumpió Carmen subiendo varios tonos su voz- Fregando suelos no, haciendo anuncios.
– Eso es maravilloso, -dijo Alfredo sarcásticamente- pero necesita usted una formación universitaria para trabajar en una agencia de publicidad como esta.
– No creo Alfredo. Te puedo tutear ¿Verdad hijo? -no esperó la respuesta- He visto los anuncios que habéis hecho últimamente y creo que yo puedo mejorarlos.
– ¿A qué se refiere? -respondió rápidamente Alfredo cruzándose de brazos y apoyando la espalda contra su sillón de oficina-

Carmen apartó el bolso de su regazo y se inclinó hacia delante.

– Verás, no sé por qué los anuncios que veo en la tele o los que me encuentro en las revistas están empeñados en darme consejos a mi. Y es cuando yo me pregunto “¿De qué me conocen a mi estas personas como para decirme lo que tengo o no tengo que hacer?”. -sentenció dando una palmada sobre su rodilla- Y por eso estoy yo aquí, para que me paguéis por dar consejos decentes.

Boquiabierto, el director intentó exponer su respuesta con un fin casi didáctico.

– Carmen, esos anuncios están hechos para muchas personas además de usted. Tenemos todo un grupo de profesionales cualificados que desarrollan esas ideas motivacionales y que escriben los consejos que usted lee, ve o escucha.

La señora se giró para divisar en la enorme y diáfana oficina a los creativos trabajando frente a sus ordenadores con los auriculares puestos, y a los ejecutivos hablando por teléfono y yendo de aquí para allá como bestias enjauladas.

– ¿Esos pipiolos son sus expertos? -susurró mientras volvía a su posición original- Entonces no me extraña nada – fijó la vista de nuevo en Alfredo- ¿Qué consejos espera que pueda dar un chiquillo de veintipocos años que no es capaz de encontrar su casa si no lo busca en el Guble? Sólo dirán cosas como “vive la vida” y “cómete el mundo” -Carmen frunció su ceño y agravó su tono- ¿Pero qué será de las personas que siguen sus consejos cuando el mundo les devuelva el golpe y no tengan dinero para vivir la vida que desean?¿Serán sus profesionales los que pongan su hombro para que lloren?¿Estarán ahí para recomendarles que tomen otro camino y apoyarlos para que recuperen la ilusión?.

Alfredo apretó los labios queriendo lanzar sus argumentos en contra, pero Carmen se le volvió a adelantar.

– Mira Alfredo, -suspiró- soy viuda, tengo setenta y tres años, tres hijos bien criados, cinco nietos y muchísimas amigas que no dudan en llamarme si tienen un problema. Si alguien sabe dar buenos consejos soy yo. Si quieres que te ayude a hacer anuncios, aquí te dejo mi currígulum. Llámame.

La señora se levantó y salió con paso firme hacia la salida haciendo sonar sus tacones en la tarima flotante. Alfredo la acompañaba retirando sillas y abriendo puertas torpemente mientras balbuceaba dándole las gracias y despidiéndose.
Carmen no tardó en recibir una llamada para trabajar en la agencia de publicidad. Eso sí, después de que Alfredo se lo consultara a sus socios, a sus jefes de departamento y, por supuesto, a su madre.